Me sorprenden los argumentos de las madres y padres de niños o niñas que se auto identifican con el sexo contrario (en base a no sé muy bien todavía qué parámetros) y lo aceptan. Personas supuestamente cultivadas e inteligentes que se niegan a aceptar todo tipo de argumentos razonables, de lógica básica, pero que se lanzan raudos a abrazar teorías que ponen en riesgo la salud de sus hijos e hijas. Me pregunto si serán conscientes del abuso que supone sobre sus mentes y cuerpos en formación.
Me pregunto si serán conscientes del abuso que supone sobre sus mentes y cuerpos en formación
Cuando tu hija, con 11-12 años, un día sin previo aviso, te dice “me quiero cortar los pechos” “quiero usar un binder” o tu hijo te dice “ahora soy Alana” el miedo te recorre te arriba abajo, te paraliza y dejas de ver y oír. Te falta saliva y se te olvida tragar. No entiendes nada. Y lo primero que piensas es: “¿Qué sinsentido es este?”. Esto es así, para cualquiera. Lo reconozca o no.
Sobre todo, si ocurre después de haberle dado por primera vez el móvil y de que entrara en contacto con los grupos LGTBIQ+ del instituto. Y ves que coincide en el tiempo con que varias de sus amistades decidieron, también de repente, que “habían sido siempre trans”. El hecho de que en los mismos grupos de amigos “salgan del armario trans” varios a la vez debería abrir los ojos a alguien. Porque SÍ HAY CONTAGIO SOCIAL, como demuestra el Informe Transit. Lo hay con las autolesiones, lo hay con la anorexia, lo hay los suicidios, y lo hay con el tema trans.
El hecho de que en los mismos grupos de amigos “salgan del armario trans” varios a la vez debería abrir los ojos a alguien. Porque SÍ HAY CONTAGIO SOCIAL, como demuestra el Informe Transit. Lo hay con las autolesiones, lo hay con la anorexia, lo hay los suicidios, y lo hay con el tema trans.
Pero te dirán, “¿Quién sabrá mejor quién es? ¿La criatura o tu?”. Pues ya te digo yo que tú, que le has parido y le conoces mejor que nadie y encima sabes de la vida mucho más que él o ella.
Tras superar la primera reacción de parálisis, muchas familias se lanzan al vacío, de la mano de asociaciones transactivistas, sin buscar alternativas. Pero otras nos lo cuestionamos todo y pensamos que esperar y entender qué está pasando requiere su tiempo porque podría haber soluciones alternativas a la toma de decisiones irreversibles. Y lo hacemos sabiendo que vamos a ser tachadas socialmente, en una suerte de ACOSO COLECTIVO, de “tránsfobas”, la palabra de moda creada para adormilar nuestro sentido crítico y de supervivencia.
No le dejas fumar, ni drogarse, pero ¡eh! Si quiere tomar bloqueadores hormonales, adelante, porque mejor contigo que por detrás. Total, son reversibles ¿no? Pues NO, son medicamentos fuera de catálogo, o sea EXPERIMENTALES, con graves efectos secundarios. Por ejemplo, puede dejar a tu hijo o hija sin la posibilidad de tener un orgasmo el resto de su vida, como afirmó Marci Bowers, mujer trans ginecóloga y cirujana estadounidense especializada en cirugías de afirmación de género.
Los bloqueadores hormonales son medicamentos fuera de catálogo, o sea EXPERIMENTALES, con graves efectos secundarios. Por ejemplo, puede dejar a tu hijo o hija sin la posibilidad de tener un orgasmo el resto de su vida, como afirmó Marci Bowers, mujer trans ginecóloga y cirujana estadounidense especializada en cirugías de afirmación de género.
También corren el riesgo de perder densidad ósea de forma irreversible, como le pasó a Leo, razón por la que el gobierno de Suecia decidió dar marcha atrás con los bloqueadores hormonales en su país.
Los bloqueadores hormonales fueron creados en USA para castrar químicamente a los violadores. Se han usado para el tratamiento de la endometriosis con efectos secundarios terribles, recibiendo miles de denuncias de mujeres en el mundo. Pero en lo que NUNCA, digo nunca, se han hecho pruebas lo suficientemente contrastadas es para su utilización en menores sanos. Dicho incluso por médicos pioneros en el tratamiento de la disforia de género como la Dra. Bradley en Canadá, que creó el primer centro dedicado a la transexualidad en su país.
NUNCA se han hecho pruebas lo suficientemente contrastadas de los bloqueadores hormonales para su utilización en menores sanos. Dicho incluso por médicos pioneros en el tratamiento de la disforia de género como la Dra. Bradley en Canadá, que creó el primer centro dedicado a la transexualidad en su país.
La industria farmacéutica es un negocio. También lo es la industria de la estética y es muy jugoso porque se asegura una vida medicalizada de por vida. Y es que, casi el 100% de los niños y niñas que comienzan con la transición social (cambio de nombre ante su grupo social y ser tratado como el sexo elegido), siguen adelante con los bloqueadores y, desde luego, con las hormonas.
La transición social no es inocua: casi el 100% de los niños y niñas que comienzan con la transición social (cambio de nombre ante su grupo social y ser tratado como el sexo elegido), siguen adelante con los bloqueadores y, desde luego, con las hormonas.
Lo que nadie te dice es que, según el estudio Dhejne, tras 10 años de tratamiento hormonal las posibilidades de intento de suicidio se multiplican por 19.
Según el estudio Dhejne, tras 10 años de tratamiento hormonal las posibilidades de intento de suicidio se multiplican por 19.
Tampoco te explica nadie que los destranscionadores se convierten en parias por el mismo grupo que le empujó a avanzar en su transición, que no existen tratamientos ni paliativos para ellos. Por no haber, no hay ni estadísticas. Se convierten en “daños colaterales” de una ideología anticientífica a los que nadie quiere mirar, ni grupos LGTBIQ+ ni instituciones. Pero son muchos, solo en la red reddit/detrans ya son más de 45.000 usuarios desesperados, que ven como sus cuerpos, ahora sí, ya no son los suyos, y no pueden volver atrás.
Se sienten estafados, maltratados e incomprendidos por toda la sociedad. Una sociedad que les falló cuando estaban confusos porque en la inmediatez de todo, no se les hizo esperar, no se les dejó crecer y madurar antes de tomar decisiones que arrastrarían de por vida.
Como decía, hay otro modo de abordar la problemática “trans” como madre/padre:
DIAGNÓSTICO: una gran mayoría de los niños y niñas que, de repente, se dicen del sexo contrario tienen algún tipo de malestar emocional sin resolver ANTES de auto denominarse trans (autismo, TDAH, depresión, etc). Si existe algún tipo de malestar emocional es FUNDAMENTAL ir a la causa, con un buen psicoterapeuta que no afirme a la criatura a la primera de cambio. Hay que desestigmatizar los tratamientos de salud mental, no eliminarlos.
ESPERA: Darse tiempo para pensar, recapacitar, establecer nuevas vías de comunicación, para que maduren es vital. Es lo que nos va a permitir distinguir realmente las causas de su malestar y ayudarles de verdad. Por eso, los transactivistas siempre buscan que todo sea ya, inmediato. Para que actuemos sin pensar, bajo la coacción del miedo a lo desconocido.
COMUNICACIÓN: esperar sin entender no sirve de nada. Como adultos, debemos tender puentes de comunicación con nuestra prole. Estar de acuerdo en estar en desacuerdo, pero focalizar nuestra relación en los puntos en común, en las actividades en común. Y, si no las hay, crearlas.
INFORMACIÓN: Hay que leer, estudiar, contrastar ideas. No esperar a que nos vengan a explicar cosas, ni podemos quedarnos solo con una parte de la historia. La vida de nuestras hijas e hijos está en juego. Actualmente, solo se conoce la versión de los transactivistas y es tremendamente sesgada.
BASTA DE ESTEREOTIPOS SEXUALES: cortarse el pelo, jugar a cocinitas o coches, utilizar un tipo de ropa u otro no les convierte en una persona del sexo contrario, con un “cuerpo equivocado”. Son decisiones personales, gustos, coyunturales o no. Ponerse un binder sí es peligroso.
ACEPTA SU POSIBLE HOMOSEXUALIDAD: Ser homosexual o bisexual también es una preferencia, una decisión personal no modificable salvo por quien lo experimenta, si así lo decide. La homofobia interiorizada puede conducir a que tu hijo o hija crea que es mejor entrar en un proceso hormonal que le “heterosexualice”. Es más frecuente de lo que creemos.
HAZ PREGUNTAS A TU HIJA O HIJO: hazle muchas preguntas de lógica (aquí tienes algunos ejemplos). Según el movimiento woke, te dirán que hay ciertos temas que no se pueden tratar porque “desencadenan disforia”. No lo aceptes. Es un chantaje para evitar el trasvase de información, bloquear la lógica y provocar inseguridad y miedo. Crear tabús solo sirve para que a tu hija o hijo le puedan captar más fácilmente. Y lo harán. La libertad de expresión y el cuestionamiento de todo son nuestras herramientas para entender el mundo. También para nuestras hijas e hijos.
CONTROLA SUS REDES: en la medida de lo posible, es importante que conozcas con quién se relaciona, tanto en redes sociales como en la vida real. Si ves que es necesario un cambio drástico en su vida, hazlo. No lo dudes. Cuanto antes, mejor. A veces hay que mudarse o cambiarse de instituto. No pasa nada.
PRIMERO NO DAÑAR: ante la duda, mejor no hacer nada. Si tienes dudas, sigue tu instinto. Si no lo tienes claro, vuelve a los primeros puntos: diagnóstico, espera y comunicación. Como cualquier tratamiento, siempre hay que ir de menos a más.
AUTO ANÁLISIS: Pregúntate, como padre o madre: ¿estoy siendo honesta u honesto en cuanto al enfoque con mi hija o hijo? ¿estoy buscando exclusivamente su bienestar o estoy proyectando mis miedos o mis fantasías?
Mi hija salió de esto, gracias a la espera y a todos estos puntos. Y no es la única, lo he visto y lo he vivido. Que nadie te diga “mejor un hijo trans que una hija muerta”. Eso no es cierto y no está basado en evidencia. Es un chantaje barato y una mentira. Nadie conoce a tu hija o hijo mejor que tú. NADIE.
Si te encuentras en esta situación y necesitas ayuda ponte en contacto con DGIR | AMANDA (amandafamilias.org)
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